Cómo evitar las trampas dietéticas de los restaurantes

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Entre las tentadoras descripciones de la carta, las enormes raciones y a imposibilidad de averiguar cuántas calorías tomas, seguramente haya muchas ocasiones en que te parezca que es mejor comer en casa.

Comer fuera es un placer al que probablemente no quieras renunciar para siempre. Creo que aprender a leer una carta de restaurante y saber “comer fuera de forma responsable” son habilidades que merece la pena dominar.

Si solamente comes fuera un par de veces al año, seguramente te diría que salieras y disfrutaras sin más. De media, tomamos fuera de casa una de cada tres comidas principales, así que vale la pena prestar atención a algunas de estas frecuentes trampas dietéticas de los restaurantes.

Sé consciente de tu propia respuesta a la cafeína. Si te causa nerviosismo o no te deja dormir, sería conveniente que redujeras su consumo. Tomar cafeína para aumentar la potencia cerebral durante el día no te ayudará mucho, sobre todo si luego te impide descansar bien por la noche.
Las bebidas con cafeína te pueden ayudar a aumentar la concentración, pero no por ello debes descuidar tu alimentación y depender de la cafeína para mantenerte activo a lo largo del día. El agua es siempre una buena opción, pero también puedes tomar café o té con moderación.

No te desvíes de tu plan de comidas habitual

Deberías tener en mente un plan general para lo que sueles incluir en tus comidas y ceñirte a él. Si sueles tomar una combinación de proteínas, verduras y ensalada para la comida de mediodía, busca algo similar en la carta. Y que no se te escape la mirada hacia un bocadillo o un plato de pasta.

Cuidado con los platos que parecen más sanos de lo que son

Los bocadillos pueden ser saludables si se preparan con carne magra, verdura y pan integral. Pero pueden dispararse las calorías si se añade queso o mayonesa o si miden 30 cm. ¡Ojo también con esas ensaladas que parecen saludables! Una ensalada china de pollo puede superar las 1000 calorías debido a los fideos fritos crujientes y al aliño pesado.

No te fíes de los especiales del día

Es probable que el camarero venga con una descripción del especial del día que te hará la boca agua, ¡así que cuidado! La mayoría de los especiales no se pueden modificar, lo que significa que no podrás quitarle la salsa o jugo ni pedir que te hagan el pescado a la plancha en lugar de frito. Si el especial cumple con nuestros requisitos, ¡genial! Pero ve eligiendo con antelación algo de la carta normal. De esa manera, tendrás una alternativa.

No caigas en la trampa de los extras

Debes ser firme cuando te ofrezcan más comida de la que quieres, aunque parezca una buena oferta. Cuando el camarero diga: “Puede pedir una ración extra de patatas fritas con un descuento del 5%.” Piensa para ti mismo: “Por un descuentillo del 5%, lo que conseguiré serán 600 calorías y 40 gramos de grasa más.”

Lee con atención el recuento de calorías de la carta

Un estudio reciente ha demostrado que las calorías que ingerimos podrían superar en un 20% las que indica la carta. Además, el recuento de calorías suele indicar las de cada elemento por separado, no el total de calorías del plato. Así que, al fijarte en las calorías del plato principal, no olvides incluir las calorías de las guarniciones.

Por último, las raciones de los restaurantes pueden ser enormes

Comparte un plato principal con la persona que te acompaña y pide una guarnición extra de verduritas. También puedes pedir que te pongan para llevar lo que sobre cuando te hayas comido tu ración. A los restaurantes les conviene añadir un montón de extras, pero a ti no.

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